Acantilado costa de Menorca

Menorca: Reserva de la biosfera

Menorca es una de las cinco islas que conforman las denominadas Islas Baleares. Estas se encuentran ubicadas en la zona este del mar Mediterráneo y pertenecen a España.

Menorca es conocida como la hermana pequeña de la isla de Mallorca, ubicada en el mismo archipiélago y considerada la principal zona de turismo y actividad comercial del territorio. Menorca, además, está formada por ocho municipios (Ciudadela, Ferrerías, Mercadal, Migjorn, Alayor, Mahón, Villacarlos y San Luis) y consta desde la década de los noventa del reconocimiento “Reserva de Biosfera” que da la Unesco. Sus idiomas oficiales son el castellano y el catalán, entendido este último como una forma dialectal con ciertos rasgos distintivos que lo separan del catalán peninsular. La extensión de la isla supera los 700 kilómetros cuadrados, en los que conviven hasta 95.000 habitantes de distintas culturas y creencias.


La economía de la zona hoy en día se encuentra focalizada hacia la actividad turística. Son muchos los apartamentos y los complejos hoteleros que se han construido durante las últimas décadas, así como los centros de ocio que han sido abiertos. Los turistas que llegan a la isla lo hacen en un 40% desde otros lugares del territorio español, mientras que un 60% de ellos provienen de países extranjeros como Alemania, Gran Bretaña e Italia, principalmente. Paralelamente a la actividad turística, Menorca mantiene una producción tradicional en los sectores del calzado artesanal, las pieles y la bisutería. Ambos grupos de sectores se unen en la fabricación y comercialización del denominado “queso Mahón”, elaborado con leche de vaca, de sabor intenso y con un color que oscila entre el blanco y el amarillo. Este producto artesanal dispone de denominación de origen, con lo que solo es posible adquirirlo en la isla en cuestión.

Sin embargo, el queso no es el único producto que se recomienda comprar en la zona. Menorca también destaca por su producción de sobrasada, licores basados en la ginebra o pastas y dulces, entre los que destacan los denominados “carquinyolis” y las ensaimadas. En cuanto a los que queda fuera del sector de la alimentación, todo turista que se precie debe adquirir las tradicionales “avarcas”, nombre con el que se conoce en la isla a un tipo de alpargatas de tela y mimbre con las que los menorquinos han recorrido las calles de la localidad durante siglos.

En cuanto a los espacios de interés turístico, la isla se caracteriza por disponer de monumentos y actividades atractivas relacionadas con ámbitos tan diversos como la cultura, el deporte o la naturaleza. Uno de los espacios de visita obligada es la catedral de Menorca, un edificio robusto de estilo gótico que fue construido directamente sobre una antigua mezquita, de la que todavía es posible visitar el minarete.
Otro lugar mágico es la “Naveta dels Tudons”, una construcción megalítica que alcanza los cuatro metros y medio de altura y datada en más de mil años antes de Cristo. Según los expertos, habría sido construida durante la era del bronce como monumento funerario. La localidad ha velado por su reconstrucción y mantenimiento, por lo que hoy en día se encuentra en perfecto estado de conservación.

La denominada “fortaleza de la Mola” transporta al observador a un pasado siglo XIX en el que fue necesario proteger los accesos al puerto de la ciudad. La muralla alcanza los dos kilómetros de longitud y vigila las entradas al puerto de Maó. Todavía es posible ver en ella restos de los orificios dejados por los antiguos cañones.
Otra de las fortificaciones más impresionantes del territorio es el castillo de Sant Nicolau. Fue construido en los últimos años del siglo XVII y es, junto con el castillo de Sa Caleta, uno de los dos grandes torreones de defensa ante una posible invasión por la costa. La silueta de Sant Nicolau sobresale entre el conjunto de casas bajas y blancas de Menorca, con lo que su perfil aparece bellamente recortado en los amaneceres del territorio. Las instalaciones del castillo están abiertas al público, quien puede admirar la enorme fosa que rodea la entrada, su puente levadizo y las barrocas escaleras de caracol que comunican los tres pisos de la fortaleza.

Para el turista amante de la naturaleza, Menorca cuenta con un importante patrimonio de flora y fauna. El conocido como camino de caballos permite rodear los casi 200 kilómetros de perímetro a lomos de uno de estos fieles animales, de la misma forma que el parque natural de S’Albufera des Grau alberga uno de los paisajes mejor conservados del litoral. Cuenta con una zona de humedales y espacios que hoy en día están dedicados a la agricultura. Además, permite visitar pequeñas dunas formadas por la acumulación de arena que llega desde el Sahara, y que son un obstáculo natural que ejerce de frontera entre el parque natural y la costa.